Este episodio de la vida real
sucedió así: en un pasillo por el cual circulaban los cientos de participantes
del Congreso Nacional de Historia en Armenia, el pasado 3 de octubre, me
encontraba tratando de responder a la pregunta de un amigo antioqueño quien
quería conocer mi versión sobre los libros que se habían utilizado para la
enseñanza de la historia en Colombia en el siglo pasado.
En realidad la inquietud concreta
consistía en saber si el libro de historia de Henao & Arrubla todavía se
usaba o, por lo menos, si había un sucesor. En esos momentos pasó por mi lado
un miembro de la academia quindiana a quien agarré del brazo y, sin muchos
preámbulos, se lo presenté así a mi colega de Medellín: --“Mira, este es el
autor de la “Historia Socioeconómica de Colombia”, en compañía de la
historiadora Margarita Peña, un libro de culto que cubrió esta asignatura de
bachillerato por varias décadas al final del siglo XX”.
El tímido Carlos Alberto Mora
Buitrago bajó los ojos, se ruborizo un poco pero no atinó a negar que ese libro
suyo cobijó la enseñanza de historia en Colombia por un largo lapso con la
bendición del Ministerio de Educación de su época. Muchísimas ediciones y
ejemplares salieron de las imprentas de Norma entre 1983 y 2002 en un formato
de fácil lecturabilidad, ilustrado con mapas, cuadros, índices, dibujos,
borradores cartográficos y fotos antiguas y de actualidad. Alguien decía que el
famoso texto del mexicano Daniel Cossío hubiese podido ser una referencia de
Mora para elegir el formato más apropiado para la enseñanza.
Lo que Mora Buitrago suele omitir de sus trabajos en
torno a este libro es la verdadera noticia del mismo: en un debate del senador
Alvaro Gomez Hurtado al Ministro de Educación durante el cuatrenio de Barco, el
político levantó la mano con el libro de Mora diciendo que era una obra
comunista y por lo tanto que el ministro conservador debía retirarlo del
mercado y, por supuesto, de las aulas escolares. Así se hizo y el libro, hasta
la actualidad, pasó a las páginas de un Índice
conservador que se llevó de calle a otras obras, como los libros de Vargas
Vila, acusadas de pecados de los que habría que salvar a los jóvenes.
Mi reflexión personal va un poco más allá de la
anécdota: terminado el reinado del libro de Henao & Arrubla, sobre el cual
se han dicho muchas cosas, fue el momento de la “Historia Socioeconómica de
Colombia” en las aulas escolares. Y ahora, uno de los ilustres visitantes al
Congreso de Historia, Jorge Orlando Melo, ha escrito la “Historia Mínima de
Colombia” que cubrirá la enseñanza de la historia por muchas décadas más. Estos
tres libros, más el libro de Salomón Kalmanovitz sobre el mismo tema publicado
hace unos años, son un estupendo abrebocas histórico a la realidad económica y
social del país.
Creo que la inquietud de mi amigo antioqueño quedó
despejada y que nosotros también podemos encontrar, con estos testimonios, el pretexto para hacerle un
reconocimiento a quien no puede ya ocultar sus verdaderos y eruditos aportes a
la historia de Colombia. Mora Buitrago vive por estos andurriales y no solo es
un emblemático amigo de la academia, sino un investigador que aprecio y
respeto.