Orcasas, hay una asociación predecesora de SAMUEL, la
SOCODEMU, que fuera creada por el economista Jorge Child Vélez (London School
of Economics), a su turno tinieblo/marido/esposo de la pintora cartagenera
Cecilia Porras. Child, del alto chiribiquete bogotano, la fundó en compañía
(dicen) del orquideologo y cineasta Guillermo Angulo cuando ambos llegaron el
uno de Londres y el otro de Milán a una cafetería famosa de la calle 18 con
séptima en Bogotá llamada el Excelsior, donde se gestaron dos
publicaciones famosas: la revista Mito de Gaitán Duran y Valencia
Goelkel, y el semanario político La Calle, portavoz del naciente MRL de
Lopez Michelsen y Uribe Rueda. Carlos Lemos Simmonds recién exhibía su
credencial del PC que solo vimos unos pocos.
Evoco esta circunstancia de la Sociedad
Colombiana de Elogios Mutuos, SOCODEMU, para contar que allí no se otorgaba
ninguna membresía, ni daba gracias especiales a sus miembros, sino que bastaba
una buena aclamación en público para que el aludido recibiera una capa invisible
de armiño y una diadema. Fue así como, en ese mismo recinto, se consagraron
Indalecio Liévano Aguirre, Felipe Salazar Santos, Francisco Socarrás, Francisco
Norden, Virgilio Barco, Fernando Charry Lara, Ramiro de la Espriella, Eduardo
Cote Lamus, Alfonso López Caballero, Jorge y Alberto Zalamea, Marta Traba,
Hernan Vieco, y unos parvenu de la costa, Alejandro Obregon y Gabriel
Garcia Marquez, quienes habían sido invitados por un paisa pintoresco llamado
Fernando Botero.
Enfrente al Excélsior existía (para nosotros, los outsiders)
el café de un ansermeño que traía de esa región las coperas más hermosas y
exuberantes para deleite de los piernipeludos que estábamos empezando a
expulsar en Bogotá los acentos provincianos. Entre guaro y guaro, en Los
Cardenales habitaba otra pandilla de promarxistas y sartrianos como
Estanislao Zuleta, Armando Yepes, Marco Palacios, Ramiro Montoya, Delimiro
Moreno, Mario Arango Jaramillo, Mario Arrubla y otros que nos mostraron al
Pikety de entonces, Paul L. Baran, y nos desorganizaron el pensamiento
romántico a los grecocaldenses. Pongo como testigos de esta entidad a los chicos de
prensa a quienes copio este mensaje, testimonio de una época y de un lugar.