viernes, 9 de junio de 2023

Pagar los votos. 

Cuando la democracia se basa en los votos parlamentarios, es fácil pensar que los gobiernos harán todo lo posible para tenerlos. Ello hace que se puedan crear de la nada los suficientes puestos de trabajo --la mayor parte improductivos-- para cubrir el pago de dichos votos.

La llamada mermelada es la moneda con la cual se pagan estos compromisos (que por añadidura comportan cierto grado de corrupción y de falta de idoneidad de los beneficiarios de los servidores que deben retornar el favor recibido).

La ideología de este tipo de democracia es muy simple: el dinero. ¿Es posible pensar que la nuestra es una democracia que se financia con tan usuales formas? Los que pensábamos que la democracia es un concepto político abarcador y participativo --más o menos, como los griegos--, estamos equivocados. ¿O no?