martes, 28 de enero de 2020

la pasión nos ciega

A propósito de una ecuánime reflexión de Orwell sobre la guerra civil española, Jose Woldenberg escribe en Nexos (enero 2020): "Quien haya presenciado un partido en algún estadio lo sabe. Los aficionados, pero sobre todo los fanáticos, jamás conceden que su propio equipo haya cometido una falta, mientras los adversarios, según ellos, una y otra vez deberían ser sancionados. La pasión los ciega. Sus deseos de triunfo impiden observar con un mínimo de objetividad lo que sucede en la cancha. Son meticulosos para denunciar las reales o supuestas infracciones del rival, pero se convierten en invidentes frente a los atropellos de los suyos".

domingo, 26 de enero de 2020

inmortal


   Cuando empezó a filosofar, Felipe cubrió todos los temas posibles desde la antigüedad hasta nuestros días. Al final su obsesión por el ser se redujo a conocer las causas de la inmortalidad. Visitó muchas universidades y bibliotecas, espigó en diversas escuelas, habló con mucha gente y su correo se llenó de mensajes. Un día, decepcionado por la falta de respuestas coherentes al alcance de su impaciencia, decidió que la principal revelación estaba en él mismo. Para confirmarla, esa misma tarde se ahorcó en la sala de su casa.



miércoles, 22 de enero de 2020

Combatir la pobreza


Alguien dice que la pobreza hay que repensarla, pero quisiera decir algo mejor: la pobreza hay que combatirla. Si se la combate a fondo habrá menos pobres, pero la inquietud siguiente es si ello sirve al democracia. Es decir, si hay menos pobres, ¿de dónde sacaría la democracia los votos si es con ellos que se ganan o pierden las elecciones?
            No lo escribo yo sino que lo dijo, en otras palabras, el Papa Francisco: los pobres son la carne de cañón para que los políticos los manipulen mediante subsidios, tejas, lechona o contratos laborales. Un pobre con baja educación cae fácil en estos engaños y acude a las urnas debido a la amenaza de quien compra su conciencia antes y le paga después. Con un tamal o 50 mil pesos compran mi voto. Solo que los pobres, si están educados, saben decir no.
            Este fenómeno ocurre tanto en los regímenes llamados socialistas (vale decir, las Misiones venezolanas) como en las democracias más conocidas dentro del sistema capitalista. En muchas democracias occidentales y en los países socialistas suceden situaciones semejantes. (En EEUU existe el llamado “spoil system” que cumple similares objetivos en casi todos los Estados). Si un gobierno le otorga a una persona un subsidio de alimentación o un empleo barato, de este modo amarra a un elector: si éste es desleal, pierde el subsidio (v.g., el Sisben) o el trabajo con el cual sobrevive su familia. Casos se han visto.
          En resumen, los políticos tradicionales en Colombia fingen ser generosos con los pobres para poderlos hacer sumisos y exigirles servidumbre el día de las elecciones. Miles de pobres subsidiados van por obligación a ponerse una camisa roja y salir a las calles con el objeto de apoyar al que le regaló la camisa, pero alguien estará espiando su presencia o su ausencia; si no cumple, será castigado. 
        Entre nosotros miles de pobres van a las urnas por unos pesos a votar por los corruptos que los han engañado. Como siempre hemos dicho, existe un antídoto en este escenario: la educación. Cuando hay más personas educadas, que piensan y debaten, es más difícil manipularlas. Mantener a la gente en la ignorancia (solo escuelas privadas, altas matrículas, discriminación) hace que aumente la participación de los manipulados. Educarla es el desafío eso sí es un verdadero cambio. La democracia progresista es el camino para combatir la desigualdad y reducir la dependencia.

jueves, 2 de enero de 2020

la moraleja del negociante

Una mujer totalmente desnuda entra a un taxi. El taxista se toma su tiempo, mirando a su pasajera de arriba hacia abajo.

Mujer: ¿Nunca ha visto a una mujer desnuda antes?
Taxista: Sí, la he visto.
Mujer: Entonces, ¿por qué me está mirando de esa forma? Conduzca ya, por favor.
Taxista: No: aún necesito asegurarme de si lleva algo de dinero.
La moraleja es:
·       Concéntrate en tu negocio.
·       Conoce las distracciones cuando las veas.


de cuentos y novelas


Sobre novela breve, le decía a una amiga, es bueno decir que empieza a ponerse de moda tal vez porque la prisa de los tiempos nos obliga a leer rápido en estos países y los cuentos también cumplen ese propósito. Lo que asombra es ver en las playas de esta época a una señora con una novela de mil páginas, de esas que solo escribía T. Mann, o las de estos autores tan publicitados que hacen novelas policíacas y de aventuras. Eso quiere decir que para gustos no hay disgustos.
Personalmente creo que ese debate, desde el punto de vista de los autores, ya se está gastando: lo que cuenta no es la extensión (breve, larga, larguísima) sino el contenido, el mensaje. Los ojos de un editor serán diferentes: prefieren una novela entre 80 mil y 200 mil palabras que se vende, a muchos títulos de poesía que no se venden. En EEUU es peor: muchos escritores escriben con la mirada puesta en una película de su novela, porque van a ganar un dineral.
En estas circunstancias, ya el asunto es individual; como te decía hace poco, uno como cuentista construye un cuento de 200 a mil palabras con cierta facilidad, pero cuando se mete a las ligas mayores necesita un proceso de adecuación. Por ejemplo, empecé una novela con ánimo de enviarla a un concurso de Novela Breve en España, pero cuando se venció la fecha del envío no estaba siquiera en la mitad. Siempre hay algo que se me atraviesa: reviso el diseño, la bibliografía que estoy usando, repaso las líneas, rediseño los personajes y en este ajetreo se me va el tiempo. Parálisis por análisis, como dice mi aforismo.
Mi novela trata del viaje de los restos de Gardel cuando los argentinos pidieron expatriarlo desde Medellín en 1935. Hay un personaje real que sobrevivió al accidente y se perdió: yo lo redescubrí, le di una voz, una cara, una familia y un oficio para que contara lo que ocurrió antes y lo que pasó después. Gardel no es mi personaje sino el pretexto para ambientar unas situaciones políticas argentinas que precedieron el viaje y otros pormenores de luchas por el poder que ocurrieron aquí durante el gobierno de López Pumarejo. Entonces, mientras no termine este esfuerzo, veré aplazada la posibilidad de diseñar una novela sobre la Violencia, en el Quindío, que hoy tiene pocos cultores.