lunes, 27 de mayo de 2019

el verso que consagra


  Hablar con los poetas siempre resulta un deleite. Con Piedad Bonnet una vez  iniciamos un rastreo por los versos inolvidables. 
  Le decía que los no-poetas, solo lectores de poesía, nos afanamos siempre por encontrar una metáfora que justifique el itinerario por todo el territorio de un libro. Y de golpe tropecé y me deleité con este verso de ella: “tan inocente/ como un pequeño lobo en su placenta”!
  Cuando a un poeta se lo recuerda, es porque engendra una semilla, una sola (un verso, un terceto, una cuarteta, aun un epígrafe) que se va con uno por el resto de la vida y la puede recitar cuando lo provoquen; con eso basta para que el poeta sea inolvidable, con eso basta. 
  Veamos algunos ejemplos. “Juego mi vida, cambio mi vida” (León de Greiff; “Teresa, en cuya frente el cielo empieza” (Carranza); “El verde de todos los colores” (Arturo”; “El mismo amor que yo le tengo a mis zapatos viejos” (Luis Carlos López); “Hay días en que somos…” (Porfirio);  “La princesa está triste… (Rubén Dario); “Caminante, no hay camino… (Machado); “Hay golpes en la vida, yo no sé!” (Vallejo); “Puedo escribir los versos más tristes esta noche” (Neruda)… y muchos más. 
   Un verso, uno solo, y el poeta pasa a nuestra memoria histórica. 

sábado, 25 de mayo de 2019

luteranos


Hace un tiempo conocimos esta singular historia: a principios del siglo XX, cuando los boyacenses comenzaron a construir una carretera hasta el municipio de Miraflores, un poblado al que se llegaba por caminos farragosos tras varias jornadas a caballo, sus habitantes se alborotaron todos porque iba a llegar la civilización, el trago, las putas y la gonorrea; por eso crearon el Comité Pro-Contra la Carretera que dio la batalla (infructuosamente) por muchos meses.
Hace poco recordé que esta misma historia con ocasión de la noticia del homenaje a Blas de Lezo en Cartagena. Pensando al revés (como le gustaba a Lopez Michelsen que siempre veía el tapiz por el otro lado) me dije que deberíamos crear más bien el Comité Pro-Contra Blas de Lezo: los objetivos de esta entidad consisten en defender la idea de que el corsario Vernon al vencer a los cartageneros  en 1741 habría podido ser la cabeza de playa de los ingleses en Colombia —como lo fueran los peregrinos del Mayflower en Boston en 1620 y el almirante Walter Raleigh en 1583 al conquistar al territorio de Virginia (bautizado así por una Reina a quien él le rendía sus favores de la cintura para abajo).
De este modo seríamos luteranos —quienes fomentaron el capitalismo mundial al señalar que hacerse ricos era una ofrenda al Señor—, y austeros casi en todo como los mormones del sur, y tal vez más tolerantes que muchos católicos de hoy. Nos hubiésemos evitado muchos despropósitos, hablaríamos perfectamente el inglés de corrido, beberíamos cerveza por pintas y no a picodebotella, Elton John presidiría las asociaciones LGTB y Wayne Rooney seria nuestro James frente a los sudamericanos.



lunes, 20 de mayo de 2019

la impunidad

Hace años se combatía a los marxistas con esta frase: "“¡Los bolcheviques no quieren que tengas auto!”. Ahora se dice que los amigos de la paz auspiciamos la impunidad si no extraditan a un personaje del momento. Pienso que con ese manto nos van a llevar a la misa de estas próximas elecciones para polarizar aun mas a la opinión. Amanecerá y veremos. 

viernes, 17 de mayo de 2019

Montar a caballo


Era tan inocente de niño que una vez vi a mi tía y a mi tío teniendo relaciones sexuales y pensé que ellos estaban jugando a montar a caballo.

miércoles, 15 de mayo de 2019

cuento de horror de arreola

En el centenario de Juan José Arreola este cuento suyo, inolvidable: "“Cuento de horror”: “La mujer que amé se ha convertido en un fantasma. Yo soy el lugar de las apariciones”.

martes, 14 de mayo de 2019

el desertor


A Maria Teresa   
Durante un breve momento de distracción de los guardias en la penitenciaría agrícola, Eduardo, un civil inofensivo pero rebelde, desertó intempestivamente del ejército. En su fuga, y después de atravesar con dificultades una selva húmeda y espesa, emergió en una carretera veredal, fangosa y deteriorada, donde pudo hacer una pausa de respiro al iniciar la madrugada. Al aclarar el día, pudo ver muy cerca un campero destrozado en el barranco y con las luces aun encendidas. No había nadie adentro pero se veían huellas de sangre en el puesto del pasajero. En el asiento de atrás, Eduardo descubrió una maleta de cuero cuyo contenido, al abrirla, era un uniforme militar correspondiente al grado de un coronel Medina, aparte de otras prendas como calzoncillos, pañuelos, una tanda de medicinas y unos zapatos deportivos casi nuevos. Sin pensarlo dos veces, se vistió con el uniforme verde oliva, ocultó su vestido de convicto en un matorral, se puso la gorra del oficial y empezó a transitar por la carretera como un comandante en ejercicio durante una caminata de observación. A poco andar, un pelotón de soldados lo alcanzó y desde el saludo militar del sargento, Eduardo se dio cuenta que ahí mismo –gracias al uniforme-- estaba entrando al mundo del orden, la obediencia y la sumisión que le iban a permitir su sobrevivencia por un buen tiempo. No obstante, cuando ya estaba perdidamente enamorado del poder y los privilegios que este ofrece, le detectaron su engaño y le zamparon un disparo en la nuca del que nunca pudo recuperarse a pesar de sus numerosos sueños y nuevas ambiciones.