jueves, 31 de enero de 2019

terremoto


Un poema de Quim López


El dolor se maduró abajo
muy abajo: en ese lugar
congelado y sólido
donde no llega ni la mirada de Dios.
Luego llegó como fuerza bruta
bajo el soplo de una necedad.
Fuimos --en el breve instante
de un relámpago obsesivo--
testigos de una pasión
irreparable.



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