La desaparición.
Sucedió de manera muy sencilla, una tarde, a eso de las seis. Cuesta saber cómo ocurrió exactamente, pero de pronto el número 2 se evaporó de este mundo y se perdió quién sabe dónde. En consecuencia, la matemática se desmoronó y en su caída arrastró las certezas del álgebra. Las cuentas bancarias se hundieron en la geometría, la física explotó en la química y la geografía sobrepasó las fronteras de la ortografía. Y así fue, por fin, de una vez por todas.
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