Hace
unos años las organizaciones solían reunir a sus ejecutivos de primer y segundo
nivel con el objeto de repensar la empresa y decidir entre todos la clase de Visión
y Misión que ella debía tener en los siguientes años. Con el correr del tiempo era
fácil ver que muchas empresas no solo incumplían los preceptos de su Misión sino
que la violaban constantemente sin ningún escrúpulo. La revisión periódica o
anual de estas intenciones se fue dilatando precavidamente. El resultadismo les
resulta más fascinante.
Por trabajar en el campo de la consultoría organizacional,
este proceso nos ha interesado de alguna manera dado que hemos visto que esta
práctica de establecer Misiones casi que está olvidada.
Algo está cambiando. Un
mensaje de 200 líderes corporativos en los EEUU, el pasado 19 de agosto, señala
que los negocios como antes ya no son aceptables. Cuando una Mesa Redonda de
Negocios emitió una "Declaración sobre el Propósito de una
Corporación", terminaron argumentando que el objetivo principal de las
empresas ya no debería ser maximizar las ganancias para los accionistas: tan
importante como recompensar a los inversionistas o dueños es utilizar el poder
de las empresas para construir una sociedad mejor.
En tal sentido, los miembros de ese grupo de
empresarios se comprometieron “a construir comunidades locales, invirtiendo más
en los empleados, fomentando la diversidad y la inclusión, adoptando prácticas
sostenibles y una serie de otros objetivos que priorizarían los beneficios
sociales sobre la recompensa de los accionistas”.
Los ejecutivos que
dieron su firma a esta promesa incluyen a personas de Apple, de J.P. Morgan
Chase, de Amazon, de IBM y de GM. Ya hay investigaciones y escritos de Harvard
Business School que discuten tanto el concepto en teoría como ofrecer ejemplos en la práctica; en este mismo sentido, el programa electoral del demócrata Bernie Sanders ha puesto un punto muy alto en
esta campaña en los EEUU.
Todos habíamos aprendido aquello de Michael Porter y sus seguidores,
pero ellos mismos han dicho que un sistema político como el estadounidense está
manipulado porque limita la competencia y va en contra del interés público. Por
ejemplo, J. P. Morgan Chase está haciendo grandes inversiones en la
revitalización de Detroit, y Enel, la compañía de energía estatal de Italia, se
convirtió en una empresa líder de la energía renovable después de largos años
de aceptar ser usuario de los contaminadores de carbón de Europa.
Algo
está cambiando en el mundo y el capitalismo, por lo menos en su forma
tradicional, siente pasos de animal grande.
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